Esta es la historia de un arquitecto que, obligado por la crisis financiera global, no tiene más remedio que reciclarse. El lector va siguiendo el aprendizaje del oficio –la famosa travesía del desierto– hasta que logra convertirse en un agente inmobiliario de éxito. Una interpretación muy personal, positiva y optimista de la profesión: las casas son lo de menos, lo importante es la motivación de las personas para vender o comprar un inmueble.