Me llamo Mónica Ruiz Justicia: Mi segundo apellido, el de mi madre, es el que me ha acompañado siempre y es quien me inició en este mundo de la inmobiliaria.
Siendo ella API en los años 70, desde pequeña me inculcó la importancia de trabajar con profesionalidad y todo lo relacionado con el mundo de la inmobiliaria. Con 11 años enseñé el primer piso para alquilar y ya entonces supe que me iba a dedicar a este sector, ¡lo tenía claro! Pero eso sí, unos años después me di cuenta que lo que realmente me gustaban eran las leyes, quería estudiar Derecho, y creía que lo ideal era llevar el tema jurídico/administrativo de la inmobiliaria familiar, más que las ventas. Pero por motivos personales y familiares todo cambió…


En el año 1997 entré a trabajar en una inmobiliaria, hasta el 2023, para el puesto vacante de comercial. Disfruté desde el primer día, tanto del trabajo en sí como del ambiente de compañerismo que existía gracias a la persona que nos dirigía, y también, ¿por qué no decirlo? era una buena época de ventas. Convencida de que iba a ser una nefasta comercial porque era muy tímida, resultó ser que no, no era necesario ser una gran oradora para vender. Al año siguiente pasé a gestionar otras tareas: tasar, publicitar, negociar, comprobar y resolver documentación, y sobre todo a relacionarme con propietarios y saber ver sus necesidades e inquietudes…). ¡Fascinante tarea!


Soy una persona sensible a nivel de carácter y eso me ha facilitado el poder acercarme más a la gente con la que trato, no paso por alto las cosas, ni los sentimientos de la gente, soy bastante detallista, me fijo en todo, para lo bueno y para lo malo.
Dicen de mí que transmito confianza, ¡Me encanta que lo digan! y la verdad es que para este trabajo es justamente lo que se necesita: Sé que en todos los negocios hay transmitir confianza al cliente … pero en este negocio, ¡mucho más!


Yo soy así, antes prefiero perder, que caer mal a una persona o que se quede con un mal recuerdo mío. Mio o de mi trabajo realizado.
Me encanta explicar lo que sé. ¡Soy un loro!, ¡y eso que soy de poco hablar! ¡¡¡De no haber pertenecido a este sector hubiera sido profesora de colegio!!!
¿Mis pasiones y aficiones?


Viajar… Ojalá pudiera hacerlo más a menudo. Tocar el piano. Era el deseo que tenía desde pequeña y hasta hace unos pocos años no pude aprender… ¡Y lo que me queda! Es fascinante… Pero lo que más, y con diferencia, lo que más me gusta hacer es ser Mamá, faceta que he tenido tarde, pero de la que disfruto cada día. Soy muy “mamitis”. Perdón, ¡“Hijitis” diría yo!